3/22/2011

Ley de víctimas, un salto hacia el vacío

Hoy en día hace su curso en el Congreso de la República una de las leyes más importantes y ambiciosas de los últimos años en Colombia, la ley de víctimas. Su propósito principal es reparar tanto económica como moralmente a las más de 4’000.000 de víctimas reconocidas en el país sin importar cual sea su victimario y reconociendo una retroactividad que de momento llega hasta el primero de enero de 1991, texto aprobado en la Cámara, pero que parece va a ampliarse en el Senado hasta el primero de enero de 1986.

Son muchos los reparos que admite la ley y que se le están haciendo desde la opinión pública y desde la academia. No obstante, en esta oportunidad solo me referiré a uno de ellos, la sostenibilidad fiscal.

No cabe duda que las intenciones de la ley son maravillosas, darle un reconocimiento especial a las víctimas reparándoles sus daños económicamente cuantificables, devolviéndoles la tierra perdida, dándoles ayuda psicológica y otorgándoles especiales honores y reconocimientos por su sufrimiento, puede ser sin duda una forma de frenar el constante rencor y terminar un interminable y lamentable círculo vicioso de violencia. Sin embargo vale preguntarse, ¿Cuánto vale eso? ¿De dónde va Colombia a sacar esa plata?

Aunque esas preguntas parecerían el punto de partida de cualquier discusión seria, no han sido tenidas en cuenta en el trasegar de la ley en el Congreso para el asombro y desconsuelo de quienes vemos su discusión desde la barrera. Tuve la oportunidad de increpar sobre ese punto al Senador liberal Juan Fernando Cristo en un foro en la Universidad de los Andes y recibí de su parte los mismos calificativos que recibimos todos los que nos preguntamos por la sostenibilidad fiscal de la ley, el senador me trató de “terrorista fiscal”.

Parece que su opinión, y así lo manifestó en una entrevista con Clara Elvira Ospina, es que cualquier costo es pequeño si se compara con los beneficios de la ley, en mi parecer una opinión irresponsable y facilista de quien es el coordinador de ponentes de la que será probablemente la ley más importante y más costosa de Colombia en mucho tiempo.

Antes de continuar con cualquier debate los colombianos debemos exigir a los ponentes que nos muestren los límites de la ley, ¿cuántas víctimas pueden acreditarse como tal?, ¿cuál es el monto que debe asumir el Estado por cada víctima acreditada?, ¿cuánto vale crear un organismo autónomo para este propósito (propuesta que hace trámite en el senado)?, ¿cómo se pueden calcular las víctimas que va causar el conflicto durante la vigencia futura de la ley que hasta el momento es de diez años a partir de su promulgación? . Una vez hechas aquellas explicaciones, hoy inexistentes, debemos exigir al Ministro de Hacienda que nos diga cuánto vale eso y de dónde va a sacar la plata, ¿de más impuestos? ¿De otros rubros como seguridad, salud y educación? ¿De un enorme endeudamiento de la patria? ¿De recortar otros programas como familias en acción?

Nadie desconoce la importancia de dicha ley y de sus fundamentos pero no podemos pretender que el Estado asuma, ilimitadamente, toda la responsabilidad por la situación de las víctimas sin que medien algunos límites tanto económicos como judiciales (el derecho del Estado a probar su inocencia). De aceptar sin reparos esta ley estaríamos mandando un erróneo y peligroso mensaje a las víctimas de otros flagelos igualmente graves como la pobreza, el desempleo o la desigualdad entre otros.


Juan Felipe Vallejo/Opinión


NOTA: La Corporación Bicentenario publica los artículos con el ánimo de fomentar el debate político y social. En este sentido, los artículos no han sido revisados previa publicación para que sean los mismos lectores los encargados de comentarlos y debatirlos. La opinión de los escritores es personal y libre.

3/16/2011

Los jóvenes somos más

Todavía recuerdo los cuentos de abuelos, tíos y grandes amigos de mi familia que me ilustraban, recordaban y contaban los momentos épicos de la política Colombiana. Aquellos momentos llenos de alegrías, tristezas y angustias que cubrían y llenaban las plazas principales de nuestro país, de simpatizantes fervorosos pretendientes de un mejor futuro.

Cada vez que recuerdo cada una de esas historias me da melancolía pero a la vez anhelo de recuperar lo perdido, de recobrar el pasado, de transformar sobre lo olvidado, de retomar esa política de banderas, de amores, de tradición.

En los últimos meses me he preguntado como aportar para que aquella época legendaria vuelva al presente y la introspectiva me llevó a realizar este pequeño y humilde escrito.

Aquella reflexión mágicamente trazó una frase en mi conciencia, “los jóvenes somos más”. Por ello es importante que cada una de las instituciones políticas, organizaciones juveniles, nacionales e internacionales, tradicionales y modernas proyecten metas que beneficien significativamente a los jóvenes líderes.

Sin embargo, pensar en retomar una política olvidada puede llegar a ser un pensamiento utópico, pero la experiencia me ha demostrado que lo irrealizable está en la mente y que lo real se efectúa con esfuerzo, trabajo y amor por una causa.

Son los jóvenes quienes tienen que alzar la voz, son ellos los que deben luchar por el cambio, son ellos quienes con su esmero y dedicación hacen de las regiones, los departamentos, las ciudades, los municipios, los corregimientos, las veredas y los caseríos un mejor lugar para vivir.

El deber está en nosotros, las acciones en nuestra mente, el futuro en nuestras manos. Debemos ser el nuevo comienzo, y hacer una política con mística y principios, Los jóvenes tenemos la obligación de devolver a las calles esa política que se encuentra internada en los escritorios.

Los partidos políticos colombianos deben informar, enseñar y guiar a las Nuevas Generaciones, deben instruir y formar el camino de los jóvenes a través de la sabia experiencia de sus “Lideres políticos”. Esa nueva alianza, experimentados lideres políticos y nuevas generaciones, se verá reflejada en el futuro, favoreciendo y coadyuvando al crecimiento de nuestro país.

Esa nueva política está en camino de formación y se puede percibir en las calles, en los barrios, en las ciudades. Por todo aquello veo con esperanza el futuro de nuestro pueblo, el futuro de las nuevas generaciones, el futuro de Colombia. ¡Porque los jóvenes somos más!



José Domingo Gracia/Opinión


NOTA: La Corporación Bicentenario publica los artículos con el ánimo de fomentar el debate político y social. En este sentido, los artículos no han sido revisados previa publicación para que sean los mismos lectores los encargados de comentarlos y debatirlos. La opinión de los escritores es personal y libre.

La importancia de la familia en el desarrollo cultural

“Una analogía entre la tradición genética y la tradición cultural”

La cultura, su modificación, transmisión y preservación ha sido uno de los debates más importantes que se ha abarcado en el estudio de las dinámicas sociales. Pues desde los más profundos estudios sociológicos hasta las teorías de Darwin han pretendido determinar de qué factores depende el comportamiento de los individuos y como este comportamiento se aprende y replica de una generación a otra. Basándome en esta búsqueda estableceré una analogía entre la manera en que se transmite la genética y la manera en que se transmite la cultura. Esta relación analógica también se puede aplicar entre los eventuales cambios que se evidencian en las dinámicas sociales de una determinada población a través del tiempo y la teoría darwinistas de la selección natural. Teoría que pretende explicar la manera en que la genética de los individuos cambia y se adapta a diferentes condiciones medio ambientales. Esta analogía nos permite comprender de qué manera las sociedades humanas transfieren su cultura de una generación a otra, con unas ligeras variaciones cuyos efectos se evidencian en el éxito o el fracaso del individuo, que de ser exitoso propiciara una tendencia social a ser imitado por los demás individuos de dicha sociedad, generando un desarrollo social que se produce preservando en todo momento una tradición cultural que garantice el orden y correcto funcionamiento de dicha sociedad.

La cultura se debe entender como una variación del comportamiento, adquirida y mantenida a partir del aprendizaje social, tornándola como algo convencional en la naturaleza, que no depende de determinaciones voluntarias de los individuos, y que muy difícilmente puede llegar a modificarse debido a un consenso social. Este comportamiento se transfiere de una generación a la siguiente a través del marco institucional de la familia, pues las conductas del padre son aprendidos por el hijo debido a una natural practica de mimesis característica en la infancia. Es decir el infante reproduce las actuaciones que observa en sus padres. Es así como características de la conducta trascienden de una generación a otra de un modo vertical creando lo que se podría determinar como una “tradición cultural familiar”.

La relación analógica existente entre la tradición cultural familiar y la tradición genética radica en la similitud de la transmisión de valores culturales de una generación a la siguiente y la teoría darwinista de la selección natural que explica como valores genéticos son transferidos o no a través de la descendencia. Pues la genética, (al igual que la cultura) es un conjunto de patrones que se heredan, y se transmiten de padres a hijos con unas pequeñas variaciones que pueden resultar favorables o desfavorables para el individuo y por ende para la especie. De esta manera podríamos relacionar analógicamente la cadena del ADN y la variabilidad genética con la tradición cultural y la variabilidad de comportamientos, es decir, con esos cambios esporádicos que ocurren y que son imitados por las siguientes generaciones. Pues por ejemplo si en determinada sociedad existe un individuo que por una variación en su comportamiento es especialmente hábil para desenvolverse en su ámbito social, otros individuos de la siguiente generación trataran de imitarlo, incluso aunque no tengan la facilidad para desarrollar dicha habilidad. Este es el aprendizaje social. Cuando este aprendizaje se torna común se genera un desarrollo social. De esta manera los patrones que resultan útiles se conservan y se transmiten a la siguiente generación y los que no quedan en el pasado y en la memoria o en la historia, garantizando un proceso evolutivo que se establece como un patrón de comportamiento que entrara entonces a formar parte de la tradición cultural que se heredara a las nuevas generaciones.

De esta manera se concluye que cada individuo representa una tradición que se ha forjado durante generaciones y que si bien pueda que esta tradición cambie, evolucione o se modifique de acuerdo a un contexto determinado, muy difícilmente lo haga de manera significativa, pues en muy pocas ocasiones los individuos tratan de cambiar algo de su propia cultura por una razón de conciencia y lo logran. De manera que es clara la necesidad de conservar y defender la familia y más específicamente de defender la tradición familiar para garantizar el correcto funcionamiento de la sociedad y el proceso de desarrollo cultural que se da a partir de la memoria, la familia y la tradición.


Juan Sandoval León/Opinión


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Tiempos Agitados

Actualmente el mundo esta viviendo tiempos agitados, donde en las naciones se está levantando una revolución agresiva porque ya no aguantan más la opresión de los países donde en pleno siglo XXI se sigue “gobernando” con la filosofía de el “SOCIALISMO”. Países del oriente medio, África del Norte y algunos de Centroamérica; puntualmente desde hace 20 días las naciones dictadoras como Túnez (Ben Ali) y Egipto (Mubarak) han derrocado su mandatario principal por la falsas promesas, perpentuándose en el poder sus líderes y atraso social para la población casual que sus condiciones de vida no son la más óptimas.

El tercer dictador en este momento el sanguinario, vanidoso y el actual legendario de la generación Gadafi, Muamar este mal gobernante que se posesionó tras el legado de su familia y con la ayuda de sus hijos en el poder, esta en la cuerda floja teniendo la especulación de sus más cercanos colaboradores y periodistas de ese país que tiene los días contados, desde el 15 de febrero que manifestó a sus enemigos que no lo podrán bajar del poder, el pueblo Libio se cansó y sin pensarlo dos veces se inició una guerra civil contra su mandato, esto se esta surtiendo efecto con los sangrientos enfretamientos entre los mercenarios africanos contratados por Gadafi, y los francotiradores camuflados en las sangrientas manifestaciones,contra la gran masa de el pueblo opositor Libio, el total de los militares y ex-militares, ministros de su gabinete y otros grupos de esa nación que ya no comparten su pensamiento. Teniendo más de dos mil personas asesinadas en registro por organizaciones de derechos humanos.

Tras 41 años en una vida individualista para su familia e intereses familiares enriquesiendose con el petróleo, dejando su población sin bienestar. El mundo y líderes mundiales nos preguntamos hasta donde es capaz de llegar con su terquedad, fríos asesinatos para recuperar algunas ciudades que supuestamente le eran fieles, inclusive sus propios hermanos lo han rechazado y que se fuera del país, ya que el tiene un grupo y es mandatario de un grupo grande o mejor llamada tribu con màs de un millon de personas, ya que Libia cuenta aproximadamente con 6 millones y medio de habitantes.Organizaciones como la AYA y la OTAN ya se pronunciaron drasticamente contra el y su familia negandoles derechos personales,viajes internacionales,el comercio de armas con otros paises y cualquier negocio con inversionistas extranjeros.

Es realmente inaceptable cualquier acción cruel de este personaje o cualquier cualquier líder socialista actual, nada raro me sorprendería que esta por suceder en nuestra vecina naciòn venezolana en proximas semanas ya que Hugo Chavez es còdigo de Gadafi y le ha mostrado su respaldo total a este sujeto que lo dijo publicamente a medios internacionales sin importar los efectos sociales que estos puedan generar, desestabilizando el orden en ese paìs y los venezolanos esten pensando en aprovechar esta ola creciente revolucionaria,pero a que costo ? derramando y sacrificando cuantas vidas?; que esta dando “decapitaciones del poder” ultimamente contra los mandatarios socialistas,es algo que mi olfato me lo dice…Ojala la humanidad entienda y vea que lo que Dios quiere es que estos sucesos mundiales nos hagan reflexionar sobre como vivir con nuestros hermanos y se da dialogando con respeto para conciliar en todo para el bien comun.


Wilson Velásquez/Opinión


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